jueves, 6 de octubre de 2016

Diagnóstico Participativo

o inventamos o erramos

Simón Rodríguez

Conocer para transformar es la premisa que debe orientar el trabajo investigativo, para entender el alcance del diagnóstico participativo lo iniciamos desde la etimología de la palabra diagnóstico. Así, diagnostikós  dia =“a través” y gnosis = “conocimiento”  “apto para conocer”; por lo tanto, se trata de un “conocer a través” o un “conocer por medio de…”.
Esta primera aproximación al término nos permite precisar el concepto al que se quiere llegar. Por su parte, para hablar de participación, me remito a la carta magna y a la Ley de Participación Ciudadana y Poder Popular (2009).
En la Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (1999), el Artículo 62, expresa que:
Todos los ciudadanos y ciudadanas tienen el derecho de participar libremente en los asuntos públicos, directamente o por medio de sus representantes elegidos o elegidas. La participación del pueblo en la formación, ejecución y control de la gestión pública es el medio necesario para lograr el protagonismo que garantice su completo desarrollo, tanto individual como colectivo. Es obligación del Estado y deber de la sociedad facilitar la generación de las condiciones más favorables para su práctica.
Se genera así el compromiso que tenemos todos en alcanzar ese empoderamiento, siendo deber del Estado y de la sociedad generar los mecanismos para viabilizar este derecho. Entre ellos está la Ley Orgánica de Participación Ciudadana y Protagónica (ob. cit.), la cual desarrolla las políticas legales y sociales, vinculadas a los mecanismos y normas relativas a garantizar, organizar e impulsar la Participación Ciudadana.
De esta forma, en su Artículo 3 entiende este concepto como:
… la disposición consciente de las personas a involucrarse de manera individual o colectiva en la formulación, proyección, ejecución, control social y evaluación de las políticas públicas, que permitan la consolidación constitucional de un Estado democrático y social de derecho y de justicia.
De allí, que podemos entender el diagnóstico participativo como una herramienta a través de la cual se involucran las personas en la construcción del Estado venezolano, al alcanzar el conocimiento de sus necesidades para la formulación de proyectos orientados a este fin. Para Muiños (2008) el DP orientado hacia el desarrollo sustentable se basa en tres principios sustantivos: la naturaleza participativa, la visión integral y la función dinámica.
Ahora bien, nos preguntamos, tal como aparece en la figura 7, acerca del DP: qué, porqué, para qué, quién, dónde y cuándo. El responder estas interrogantes permitirá entender la dinámica de esta herramienta. Con respecto al qué, Geilfus (2002), señala que el Diagnóstico Participativo es un método para determinar, desde el punto de vista de los miembros de la comunidad, qué actividades son necesarias y pueden apoyarse. A su vez, El Troudi, Harnecker y Bonilla (2005) llaman diagnóstico participativo (también conocido como diagnóstico comunitario o diagnóstico compartido) al diagnóstico hecho por un colectivo. Así lo definen:
Es un instrumento empleado por las comunidades para la edificación en colectivo de un conocimiento sobre su realidad, en el que se reconocen los problemas que las afectan, los recursos con los que cuenta y las potencialidades propias de la localidad que puedan ser aprovechadas en beneficio de todos. (ob. cit., p. 35)
De esta forma, trascendiendo el paradigma de “conocer por conocer” y “cambiándolo por conocer para transformar”, se puede tener un conocimiento real y concreto de una situación sobre la que se va a intervenir, teniendo en cuenta que las acciones de un programa o proyecto buscan resolver una situación-problema, con la contribución de los actores que hacen vida en la comunidad.
En este sentido, Muiños (ob. cit.) plantea que “los objetos de investigación son también sus sujetos activos y el diagnóstico implica la explicación colectivizada de las causas y la generación colectiva de soluciones” (p. 26). Este mismo autor define al DP como:
… el proceso y la metodología que mediante la participación consciente de la comunidad se dirige al autoconocimiento de la realidad y a la organización de sus pobladores en estructuras sociales representativas y estables para emprender su acción transformadora y alcanzar el desarrollo sustentable. (p. 34)
De allí que se pueden entender cinco claves del proceso de diagnóstico: participación, autoconocimiento, organización de equipos, acción transformadora y desarrollo sustentable. Es por ello, que el diagnóstico participativo no es un simple registro de las problemáticas y potencialidades, sino la construcción colectiva de conocimiento en y desde la comunidad, lo que implica saber su historia, la realidad nacional en la que se enmarca con sus contradicciones y coyunturas, pero sobre todo, los grupos y actores que la conforman con sus intereses y visiones.
En palabras de Kurt Lewin citado por Ander-Egg (1995), el diagnóstico debe servir  para esclarecer el quehacer profesional en el manejo de los problemas sociales específicos”. Para Muiños (ob. cit.), un DP tiene como fin ser algo más que un medio de conocimiento o un tipo de estudio, debido a que busca ser un instrumento para la acción y una forma de acción en sí mismo. Constituye el vínculo entre la realidad actual y la que se pretende construir.
El DP es una acción política que conlleva al cambio, lo planteado permite comprender el por qué y para qué realizar un diagnóstico participativo.  De esta forma, el DP es útil para tener una información básica, un conocimiento de la comunidad que sirva para programar acciones concretas, llámense programas, proyectos o actividades, puesto que permite tener un cuadro de la situación. En otras palabras, el diagnóstico es el punto de partida para diseñar operaciones y acciones que permiten enfrentar los problemas y necesidades detectadas en el mismo.
La importancia del DP se fundamenta en que mientras la comunidad realiza el diagnóstico, va comprendiendo mejor su situación, identificando los problemas y obstáculos que impiden su desarrollo así como determinando las prioridades. Al compartir experiencias, se establece una comunicación constante que permite reconocerse y revalorizarse cada vez más, puesto que se descubren sus propias capacidades y las potencialidades locales e institucionales, constituyéndose en una fuente privilegiada de capacitación y aprendizaje significativo, en la cual la organización surge como necesidad.
Ahora bien, ¿quiénes deben realizar el DP?. Este debe ser ejecutado por las personas que habitan en la propia comunidad, apoyado inicialmente por un grupo de especialistas. Existe una marcada diferencia entre un diagnóstico hecho por agentes externos a una localidad y aquel hecho por los propios vecinos; de hecho, los planes de acción y las soluciones suelen ser más apropiados y eficaces cuando se basan en el  análisis de los problemas realizados por las personas afectadas.
El diagnóstico participativo es una actividad del colectivo comunal; sin embargo, es conveniente que la comunidad cuente con el apoyo de facilitadores para aplicar la metodología adecuada al proceso investigativo llevado a cabo por los sectores populares, siendo indispensable que dentro del grupo que realiza el diagnóstico se encuentren los líderes naturales, personas con distintas responsabilidades en la comunidad.
Son claras las diferencias a nivel de actitud que tiene un especialista orientado a facilitar el apoyo a los grupos comunitarios a uno que adopta un papel de “yo soy el que sabe” y la comunidad solo da respuestas a lo “que él considera que deben saber”. Un especialista que tiene una visión participativa fomenta la cooperación de la familia, desarrolla planes en conjunto con una perspectiva comunitaria.
A esta actitud que debe poseer el facilitador, se le suman algunos tips que deben ser utilizados. Lo primero es presentarnos de manera adecuada antes de iniciar, decir quiénes somos y qué venimos a hacer; respetar el conocimiento de la persona, aunque no lo compartamos; escuchar activamente, no interrumpir con brusquedad, parafrasear si hay dudas; ser flexibles en nuestra elección de preguntas o de actividades programadas, adaptándonos a los tiempos y formas locales; y por último retroalimentar, al devolver la información obtenida y los materiales generados.
En relación al el dónde realizar el DP, el lugar es la comunidad en su más pequeña expresión. En espacios pequeños donde cohabitan vecinos que cotidianamente se interrelacionan, se conocen y eventualmente hacen vida social, es decir, el área de influencia del consejo comunal. Así, los espacios como canchas, escuelas, son sitios adecuados.
Por último, cuándo hacer DP, esto va a responder a la necesidad de la comunidad de saber en qué punto se encuentra, cuales son los problemas, las potencialidades, es decir, el momento en que los actores comunitarios estén dispuestos a involucrarse en las soluciones y asumir el reto de empoderarse.
Es por ello, que este es un momento crucial en donde las instituciones universitarias deben asumir el protagonismo al comprometerse con las comunidades, con una postura en donde se va a la comunidad en un intercambio entre experiencias y conocimiento.

La ecología de saberes, aquí planteada, está apoyada en los planteamientos de De Sousa (2008), la cual privilegia la interactividad sobre la unilateralidad y propone un intercambio entre quienes poseen el conocimiento científico y aquellos sectores de la población que poseen otros tipos de conocimiento, como saberes sociales, saberes populares o saberes artísticos. 
Material realizado por María Isabel Leal en el libro Investigar para Transformar UPTAEB 2016

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